La naturaleza que inspiró a los fármacos

La química ha permitido modificar los productos que se obtienen de plantas, microorganismos o animales marinos para convertirlos en tratamientos efectivos para muchas enfermedades.

Los productos naturales han sido aliados de la medicina desde tiempos inmemoriales. La naturaleza es una pieza clave para la creación de nuevos tratamientos con los que curar a la población y puede seguir siéndolo en el futuro. El tercer objetivo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) aboga por garantizar la vida sana y promover el bienestar de todas las edades, pero este bien es fácilmente arrebatable cuando una crisis sanitaria, como la que estamos viviendo actualmente con la Covid-19, se impone. En una realidad pandémica, descubrir un tratamiento, una cura o una vacuna se han convertido en necesidades inmediatas para la población, y en este sentido, los productos que confiere una naturaleza tan rica como la canaria, pueden marcar la diferencia para lograr ese tan necesario bienestar de la población. 
Antibióticos como la penicilina o la eritromicina, antitumorales como la trabectedina o analgésicos como la morfina tienen varias cosas en común. Todos han cambiado el curso de la medicina y todos han surgido directamente de una planta, un microorganismo o de un animal marino. Aquí entran los químicos, que han tenido la suficiente pericia como para lograr que algo, a priori, poco útil, se convierta en un recurso indispensable para los hospitales de todo el mundo.  La química posibilita aislar el principio activo del compuesto y mejorar sus aplicaciones. “La síntesis química ha puesto a nuestra disposición muchos medicamentos de origen natural en cantidad necesaria para usos terapéuticos, aunque su presencia sea escasa en la naturaleza”, explica el químico del Instituto de Productos Naturales y Agrobiología (IPNA-CSIC) Antonio Hernández Daranas
En la actualidad, la mayoría de los fármacos originados a partir de las plantas siguen teniendo una posición destacada pese a los avances que se han producido en la materia, como en el desarrollo de la síntesis, la química combinatoria o los procesos biotecnológicos de fermentación microbiana. De hecho, el 66 % de los nuevos fármacos aprobados, tienen alguna relación con la estructura directa de un producto natural, una cifra que aumenta dependiendo de la patología que se vaya a tratar. Es el caso, por ejemplo, de los fármacos anticancerígenos, que en un 88,3 % de los casos tienen alguna relación con la estructura de un producto natural o derivan directamente de ellos.
Canarias tiene una posición estratégica en esta lucha, pues se configura como un reservorio único de productos naturales imposibles de encontrar en otras partes del mundo. Las islas cuentan con una biodiversidad envidiable a nivel mundial, albergando más de 4.000 especies, entre nativas y endémicas. Esta característica es lo que ha hecho que en la última década del siglo XX se haya definido a la región como “hotspots of biodiversity” (puntos calientes de biodiversidad), junto a Azores, Madeira y Salvajes, ya que forma parte de la Macaronesia. Solo otras 33 regiones del planeta tienen la fortuna de pertenecer a este selecto club. 
Las posibilidades económicas que abre la investigación de estos productos son infinitas y no se restringen solo en el sector farmacéutico. Las salidas comerciales de los productos naturales van desde la fabricación de desinfectantes para la industria química hasta la creación de nuevos edulcorantes y aromatizantes en la alimentación, pasando por la elaboración de plaguicidas y protectores de cultivo, hasta la producción de nuevas fragancias cosméticas.

 

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Productos naturales